Siguiendo la voz, Lucía caminó hasta el talud de piedra que rodea la playa; allí la voz se escuchaba mucho más cerca, provenía de una pequeña cueva. La debilidad de Lucia la hizo caer al suelo y rendirse ante la búsqueda de aquella voz, sin embargo y de manera repentina, una energía que venía de no sabe donde, la sacudió y la levantó de un salto. Hasta tal punto que pudo adentrarse en el mar y nadar hasta la cueva, no lo podía creer lo que había conseguido. Mientras observaba la cueva, tocó con su mano lo que parecía una piedra, pero en realidad, no era una piedra ¡Era una gran concha marina blanca con manchas marrones (bucio)!. La niña cogió la enorme caracola como si fuera un tesoro y, antes de que pudiera compartir el precioso descubrimiento con sus amigos…. ¡oyó de nuevo la voz!
—¡¡¡Me encontraste!!!
Lucía quedó paralizada unos instantes…
— ¡Sí, aquí, dentro de la caracola! Soy Nisa, la diosa de los volcanes, y traigo un mensaje que viene de lo más profundo de la tierra y del mar. Un mundo secreto bajo tus pies y bajo los pies de todos los que habitan este planeta tan maravilloso.
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