TAGORO
El Volcán Submarino de La Restinga
Isla de El Hierro
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La vida marina comenzaba a dispersarse, pero Pancho todavía permanecía junto a Lucía. La diosa y la niña continuaron su camino alejándose más de la costa, mar adentro, pasando El Bajón. Lucía apreció que la profundidad del mar aumentaba, la luz se iba apagando y la vida empezaba a ser menos y diferente. A lo lejos se podía apreciar lo que parecían pequeñas chimeneas de humo. Entonces, Pancho miró a los ojos de la pequeña Lucía y se despidió de ella con un hasta luego, y desapareció plácidamente en el azul.



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