TAGORO
El Volcán Submarino de La Restinga
Isla de El Hierro
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En ese momento pudo contemplar una gran bola de peces pequeños que giraba alrededor de su cuerpo. Detrás de la bola de peces, Lucía divisaba con mucha dificultad una sombra enorme que iba abriéndose camino a través de los peces más pequeños. Aquello que parecía una sombra se le presentó de frente y miró a Lucía con una gran sonrisa. Era un mero gigante que se tumbó a su lado. Se trataba del entrañable Mero Pancho que acudió al encuentro para acompañar a Lucía en aquella linda aventura.

Lucía sintió y sintió con mucha fuerza. El agua se iba poniendo cada vez más caliente, las olas golpeaban con más fuerza y los peces se movían de un lado a otro. La niña se sentía relajada, protegida y observada por algo que todavía no podía ver y que estaba por llegar.


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