TAGORO
El Volcán Submarino de La Restinga
Isla de El Hierro
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Siguieron hacia la Baja los Camellos, El Salto donde el bello sol-rayo las esperaba, Baja Rosario y así, hasta llegar a El Desierto, donde cientos de chuchos se unieron al cortejo. El Desierto era muy conocido por su bella pradera de anguilas jardineras y hogar de nuestro queridísimo mero Pancho. A la vuelta de El Desierto, Nisa quiso mostrarle un lugar muy especial para ella, Tecorón.

Juntas y de la mano atravesaron el arco del Charco Manso de Tacorón. En ese momento, Lucía pudo sentir aquel poder de la naturaleza que Nisa había experimentado en su transformación de mujer a Diosa.

Lucía no quería parar, sentía que volaba por encima de un hermoso jardín y que la acompañaba el más maravilloso de los cortejos marinos, se sentía única en aquel momento mágico.



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